Comienza
nuestra ruta gastronómica por la segunda ciudad de este magnífico viaje: ¡Santiago
de Chile!
Entre
Fortaleza y Santiago de Chile tuvimos que tomar el avión y hacer noche en el
aeropuerto de Sao Paulo, así que, allí es donde cenamos el día 1 de abril. No
fue ningún manjar precisamente, pero aquellos sándwiches tampoco estaban mal
del todo.
El día dos, por
la mañana, llegamos a Santiago y a la hora de comer decidimos ir a algún lugar por
el centro histórico, cerca del Palacio de la Moneda llamado “Pimienta”, este
restaurante ofrecía recetas tradicionales con un verdadero toque especial. La
carta era muy variada, pero a la mayoría nos apeteció probar el famoso pastel
de choclo, una comida muy típica chilena, acompañado de pan de queso.
Tal como
indica su nombre, este plato es preparado a partir de choclo (maíz híbrido
tierno), el cual es molido o rallado para formar una pasta, a la que se suele
agregar aromáticas hojas de albahaca. Esta pasta, que puede ser precocida con
leche en un poco de manteca, aceite o ir cruda antes de ir al horno, es
colocada sobre una preparación con carne, cebolla y otros ingredientes
(condimentos como sal, comino y ají de color, o sea pimentón dulce) se llama
pino. Se prepara en una cazuela de arcilla y se hornea. ¡¡Tremendamente
exquisito!!
A la hora de
la cena fuimos a un restaurante con espectáculo llamado Bali Hai donde nos
sorprendieron con unos magníficos y sensuales bailes polinesios y una comida
exquisita con cuatro menús diferentes y en cada uno de ello varios platos a
elección. Todas nos decantamos por el menú chileno, pero cada una optó por
platos distintos; pescados, carnes y el típico trago chileno llamado “pisco”.
El día 3
decidimos hacer excursiones y conocer otros lugares y a la hora de comer nos
encontrábamos en Valparaíso. Recomendados por nuestro hotel de Santiago fuimos
al restaurante Jota Cruz donde nos sorprendieron con una maravillosa “chorrillana”,
plato típico de la ciudad. Consiste en un plato con papas fritas con diferentes
tipos de carne y con salchichas con otros elementos como huevos o cebolla
frita. ¡Madre mía, sin palabras!
Tras un
intenso día y un manjar tan contundente en la comida, decidimos pedir unas
ensaladas al servicio de habitaciones del hotel y descansar para reponer
fuerzas y prepararnos para el siguiente día.
Paloma Llinás.
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